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Revista 21

DON QUIJOTE DE MONTIEL ¡Qué disparate!

  • III Época
  • Diciembre 2008
  • Por Aspas Manchegas
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No sólo Alonso Fernández de Avellaneda quiso apropiarse del Quijote, en vida de Cervantes Saavedra, con su edición apócrifa, sino que más recientemente un equipo multidisciplinar de catedráticos de la Universidad Complutense, liderados por el sociólogo D. Manuel Parra Luna, natural de Villanueva de los Infantes, ha gastado más de 24.000•uros (4 millones de las antiguas pesetas), en fijar «el lugar» del que Cervantes no quiso acordarse, mediante estudios antropométricos, «enfoques: literarios, sociológicos, geométricos y los basados en la Teoría de la Decisión Multicriterio», llegando a la conclusión de que «el lugar» no estaba en la Mancha, sino en el vecino Campo de Montiel. De ahí el nombre más propio que, siguiendo esta lógica, habría que dar a la más famosa novela española: «D. Quijote de Montiel». Con esto, nuestro catedrático de Villanueva, ha conseguido ver reconocido su nombre en una plaza de su pueblo, junto a su antigua casona familiar del abuelo Parra (hoy reconvertida en espléndido establecimiento turístico regentado por una sobrina…). Dejando al margen consideraciones de promoción turística. Villanueva de los Infantes, ciudad declarada en 1974 «Conjunto Histórico Artístico» no precisa de esta promoción como «el lugar» del que Cervantes no quiso acordarse, ya que de por sí sola merecería ser calificada como Ciudad Patrimonio de la Humanidad, por sus numerosos edificios civiles, religiosos, palacios y casas blasonadas… que se conservan en la otrora capital del Campo de Montiel, como la perteneciente a D. Diego de Miranda (que aparece descrita en la segunda parte del Quijote, en el capítulo XVIII, como la casa del Caballero del Verde Gabán)… además, este magnífico pueblo, es la cuna de Santo Tomás de Villanueva y de Fray Tomás de la Virgen, y la tierra donde descansan los restos de D. Francisco de Quevedo. Es curioso como Cervantes quiso mantener la pugna de los diferentes pueblos de la Mancha (de los 22 pueblos que comprendían La Mancha de su tiempo), por ser la patria chica de D. Quijote al igual que lo hiciera Homero, según cita en su obra:

«Este fin tuvo el Ingenioso Hidalgo de la Mancha, cuyo lugar no quiso poner Cide Hamete puntualmente, por dejar que todas las villas y lugares de la Mancha contendiesen entre sí por ahijársele y tenérsele por suyo, como contendieron las siete ciudades de Grecia por Homero»…

Desde el 1353 y hasta mucho después de que Cervantes (1547-1616) escribiese el Quijote (la primera parte en 1605 y la segunda en 1615), La Mancha solo era una provincia concreta llamada «El Común de la Mancha», con capital en Quintanar de la Órden. Según se indica en los «libros de visitas de la Órden de Santiago, que se conservan en el Archivo Histórico Nacional, ésta dividía su territorio en tres «comunes»: el Común de Uclés, El Común de la Mancha y el Común de Montiel. Concretamente la Mancha estaba formada exclusivamente por los 22 pueblos que se comprendían entre los ríos Cigüela y el Guadiana, que eran los siguientes: Cabeza Mesada, Campo de Criptana, Corral de Almaguer, El Toboso, Guzques (Villamayor de Santiago), Hinojoso (Los Hinojosos), Forcajo (Horcajo de Santiago), Manjavacas (hoy integrado en Mota del Cuervo), Miguel Esteban, Mota del Cuervo, Palomarejos, Pedro Muñoz, Pozorrubio, Puebla de Almoradiel, Puebla de Don Fadrique (Villa de Don Fadrique), Quintanar (Quintanar de la Órden), Santa María de los Llanos, Socuéllamos, Tomelloso, Villaescusa (Villaescusa de Haro), Villaverde y Villanueva de Alcardete.

Como indica el Catedrático de la Universidad de Alcalá de Henares, D. Francisco Moreno Fernández (natural de Mota del Cuervo), en su estudio sobre la «Toponimia de la Mancha: Caracterización General», los «comunes» fueron asociaciones de pueblos de una misma jurisdicción destinadas a fines fiscales y ganaderos. La Mancha entonces estaba muy bien diferenciada de los otros dos Comunes de la Orden de Santiago, colindantes con ella, los cuales eran: El Campo de Montiel, cuya capital era Villanueva de los Infantes, y el Campo de Calatrava, con capital en Almagro. Por otro lado estaba la Orden Hospitalaria de San Juan de Jerusalén (conocida también como Orden de Malta desde que el emperador Carlos V les cediera la posesión de esta isla). Un Priorato de la Orden estaba constituido por las villas de Madridejos, Camuñas, Herencia, Urda, Tembleque, Villacañas, Villarta, Arenas y Turleque, y se conocía con el nombre de «Priorato de Castilla», con capital en Consuegra; y el otro, «Priorato de León», que comprendía las villas de Villafranca, Quero, Alcázar y Argamasilla de Alba, con capital en Alcázar de San Juan. Ni qué decir tiene que Cervantes era gran conocedor de esta zona, tanto del Común de la Mancha, como del Campo de Montiel y del Campo de Calatrava, ya sea por razones de casamiento con Catalina de Salazar en 1584 en Esquivias (pueblo perteneciente a La Sagra de Toledo), por sus continuos viajes como recaudador de impuestos, sus idas y venidas desde Sevilla y Córdoba a Toledo y a Madrid, o por su atribulado viaje desde Denia, de donde Cervantes sale el 27 de Octubre de 1580 tras ser rescatado por el trinitario Fray Juan Gil y después de sufrir cinco años de cautiverio en Argel, para llegar a Madrid. En este trayecto Cervantes recibe ayuda en los distintos conventos de los padres Trinitarios en el Camino de los Valencianos a Madrid, como el de Socuéllamos y el de Mota del Cuervo. A su llegada a la capital del Imperio a primeros de diciembre de 1580, Cervantes tiene «Ligera el alma, y más ligera aún la bolsa». Cervantes aporta en su novela datos concretos de pueblos de La Mancha, propiamente dicha, que por el solo hecho de citarlos quedan ya fuera de la pugna por ser «El lugar de la Mancha». Estos son: El Toboso y Quintanar de la Órden…Habla también de direcciones de fuera de la Mancha de entonces: Se dirigió a «Puerto Lápice», a las Lagunas de Ruidera , «tomó la derrota (la dirección) del vecino Campo de Montiel». Y cita, por supuesto, otros lugares de fuera de La Mancha y del Campo de Montiel: «… por la mitad de mi pueblo has de pasar y tomar la derrota de Cartagena…» Por lo que se cita en la obra sobre la primera salida del Quijote de su lugar:

«Y comenzó a caminar por el antiguo y conocido Campo de Montiel y era verdad que por él caminaba».

(Cap. II, p. 40), se desprende que el citado Lugar de la Mancha estaba muy cerca del Campo de Montiel. Por esta razón y porque en el Quijote de Avellaneda se cita, se ha tenido durante mucho tiempo a otra villa entonces no perteneciente a La Mancha, Argamasilla de Alba, colindante de la, entonces, aldea de Tomelloso (que fue a su vez, durante mucho tiempo, una pedanía de Socuéllamos) como el Lugar del que Cervantes no quiso acordarse. Esta teoría toma fuerza en la segunda salida cuando dice:

«Acertó Don Quijote a tomar la misma derrota (dirección) y camino, que él había tomado en su primer viaje, que fue por el Campo de Montiel». (VII-95).

Aquí no caben interpretaciones, tomó la misma derrota que en su primer viaje, es decir se dirigió hacia el Campo de Montiel… Tal y como vaticinó Cervantes en su obra, son muchos los pueblos de La Mancha que él conoció, los que pugnan por ser el «lugar» del que no quiso acordarse. Ahora además, con las sucesivas ampliaciones de la demarcación de La Mancha, posteriores al autor de la insigne obra, también otros pueblos vecinos tratan de atribuirse tal honor. De forma que no solamente contienden por ser el tan ansiado lugar que el autor situó «tan cerca del Toboso» las villas y lugares de la Mancha, sino especialmente los comprendidos en el otrora vecino Campo de Montiel, como Villanueva de los Infantes y Argamasilla de Alba. El mapa de España utilizado en la época de Cervantes, desde 1550, situaba el Campo de Montiel de forma distinta a la que correspondía en realidad; estaba al este de Alcázar de San Juan e incluía, por tanto, a Argamasilla de Alba, y a Minaya, Roda, Gineta, Albacete , Chinchilla, y Cañavate (este último ya en la provincia de Cuenca). Pero más interesante para fijar las localidades que componían el Campo de Montiel es el mapa que se recoge en la Relación topográfica de Villanueva de los Infantes, fechado el 7 de diciembre de 1575, que se halla en la Biblioteca del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial . Algunos de los pueblos relacionados en él como pertenecientes al Campo de Montiel son, de norte a Sur: Membrilla, Solana, Alhambra, Osa, Carrizosa, Ruidera, Alcubillas… Respecto a la candidatura de Villanueva de los Infantes para ser la «patria chica» de D. Quijote, realizada por el equipo de la Complutense, además de fundamentadas réplicas de los profesores Jirón y Rios, «La determinación del lugar de la Mancha como problema estadístico», en el Boletín de la Sociedad de Estadística e Investigación Operativa, volu.22, num.1, y otra de los profesores Caselles y Pla, «The Kinematics of don Quixote and the identity of the place in la Manchavarias», caben otras razones para rebatir dicho estudio y fundamentar otras alternativas, como la de Mota del Cuervo, (mantenida por el insigne cervantista D. Luis Astrana Marín), como El Lugar de la Mancha del que Cervantes no quiso acordarse, que son las siguientes:

- Debe tratarse de una aldea cercana al Toboso, perteneciente a la Mancha (en lo que entonces se conocía por El Común de la Mancha). Ahora, como hemos visto, se considera a La Mancha a un territorio mucho más amplio (Castilla-La Mancha llega hasta Soria en su linde con Guadalajara…). Es decir, Cervantes alude a uno de los 22 pueblos que integraban esa provincia tan concreta de la Mancha (exceptuando lógicamente los nombrados en la obra).

- Debe ser un lugar muy cercano al Toboso, ya que Sancho Panza dice conocer a la familia de Aldonza Lorenzo (Dulcinea del Toboso). Desde Villanueva al Toboso hay exactamente 120 Km. (hoy ciertamente no hay distancias, pero para la época son casi cuatro jornadas a lomos de Rocinante, por lo que no se consideraría como cercano).

- También debe ser un lugar cercano a Quintanar, desde donde Rocinante regresa sin ser guiado, después de la anécdota de Juan Haldudo (el rico vecino del Quintanar). Según el estudio de la Complutense, Rocinante recorrería 136 km de distancia sin ser guiado y tardaría 4 días en volver…

- Debe ser un lugar con un cruce de caminos: «El camino Real» hacia Cartagena y el camino hacia Puerto Lápice y Despeñaperros .

- Según el citado estudio de la Complutense, cuando D. Quijote sale de su lugar y se dirige hacia Puerto Lápice, le harían subir 85Km. Para luego bajar a Despeñaperros. Lo cual no tiene sentido. Además en el gráfico nº 17 de su estudio, titulado «Ruta hipotética de la segunda salida de D. Quijote y Sancho», no se contempla el paso por
Campo de Criptana para la aventura de los molinos.

- Debe ser un lugar que tenga al noreste una elevación del terreno.



- Debe ser un lugar con picota descabezada por un rayo. En Mota del Cuervo, en la Plaza de la Cruz Verde, donde la Inquisición ajusticiaba a los cristianos viejos que caían en herejía o a los judíos y moriscos condenados, había una columna de piedra redonda con una cruz de hierro en la cima. Se trataría sin duda de la picota reconvertida en crucero seguramente a raíz de que un rayo cayera sobre ella y la descabezara… (como detalla Cervantes en su obra).

- No tener en aquel tiempo molinos de viento ni batanes (los molinos de Mota del Cuervo no aparecen en el Relaciones Topográficas del 1575 de Felipe II), por lo que el episodio contra los molinos de viento pudo desarrollarse en los de Campo de Criptana.

- Debe tratarse de un pequeño lugar con un cura y un barbero. Villanueva de los Infantes en aquel tiempo tenía más de 5.000 habitantes, varias iglesias y conventos…

- Por otro lado, Infantes presume, al mismo tiempo, de ser la patria del Caballero del Verde Gabán y, según este estudio, ahora también de D. Quijote… (algo incompatible, a no ser por motivos de promoción turística). Si la casa de don Diego de Miranda está en Villanueva (foto del patio de la casa) ¿cómo es que el hidalgo Quijano lo conoció de camino?, ¿acaso don Quijote no conocía a los hidalgos vecinos de su «lugar», ¿porqué no se fue D. Quijote a su casa –directamente- en lugar de a la de D. Diego de Miranda, si estaba en «su lugar»…

- «Sabes que estoy maravillado, Sancho?. De que me parece que fuiste y viniste por los aires, pues poco más de tres días has tardado en ir y venir desde aquí al Toboso, habiendo de aquí allá más de treinta leguas…»

Ciertamente, mantener ese «Lugar» de Montiel (que no de la Mancha que conoció Cervantes), equivaldría a atreverse a replantear, nada más y nada menos, el título de la insigne novela, que quedaría como «EL INGENIOSO HIDALGO DON QUIJOTE DE MONTIEL», o, lo que es lo mismo significaría una invención actual parecida a la que la que se atrevió a escribir Avellaneda en su momento con su apocrifo D. Quijote… que situaba el «lugar» en Argamasilla de Alba (frontera entre el Campo de Montiel y el Común de la Mancha), y que luego Cervantes no desmiente, ni confirma como tal, en la segunda parte del Quijote. De esta forma se alimenta esa pretendida pugna de los pueblos de La Mancha por ser la patria de D. Quijote.

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